Salí a la calle
y de pronto mi mundo
se resquebrajó.
No fue una tragedia.
Fueron detalles.
Pronto cumpliré setenta años…
Fue el frío polar
el dolor de garganta
el dolor en la mano derecha
a donde me quebré.
Mi mundo se resquebrajó como un espejo
que se cae.
Entonces retrocedí
y volví a entrar en mi casa
que estaba cálida y limpia.
Mi perra me miró asombrada.
Los animales se dan cuenta de todo.
Las personas no.
Las personas no.
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